Un consorcio franco-japonés liderado por Industrias Pesadas Mitsubishi construirá la segunda planta atómica del país, que estará ubicada en la provincia de Sinop, en la costa del Mar Negro.
Lo había anunciado el primer ministro turco Recep Tayyip Erdoğan esta semana en declaraciones al diario japonés Nikkei, y lo rubricó él mismo el viernes junto a su homólogo nipón Shinzo Abe: un consorcio franco-japonés liderado por Industrias Pesadas Mitsubishi construirá la que será la segunda planta atómica de Turquía, que está previsto ubicar en la provincia de Sinop, en la costa del Mar Negro.
“Éste es un acuerdo muy importante. Con esta segunda planta nuclear, hemos dado también el paso hacia una tercera, lo que significa mucho para nosotros”, dijo Erdoğan en declaraciones a la prensa tras la ceremonia de firma del acuerdo con el primer ministro japonés en Ankara.
Por su parte Abe subrayó la importancia del acuerdo, el primero de Japón tras el desastre nuclear de Fukushima en 2011, del que el mandatario nipón aseguró que su país había aprendido importantes lecciones que se aplicarían en el proyecto turco, dada la alta sismicidad que comparten tanto Japón como Turquía.
“Creemos que Japón transmitirá sus experiencias y lecciones aprendidas de accidentes graves a los estudios nucleares, y contribuirá a garantizar la seguridad nuclear en el más alto nivel”, dijo el primer ministro japonés subrayando que la seguridad sería la prioridad del nuevo proyecto.
Un consorcio franco-japonés con la participación de la firma francesa Areva y liderado por Industrias Pesadas Mitsubishi –el principal constructor de reactores nucleares del mundo- se adjudicó finalmente el contrato por valor de unos 17.000 millones de euros, poniéndose así fin a varios meses de especulaciones sobre quién construiría la segunda central atómica proyectada por el gobierno turco, que está prevista que se edifique en la provincia de Sinop –en la costa del Mar Negro- aunque su ubicación exacta aún está por determinar.
El consorcio franco-nipón que se ha adjudicado el proyecto de Sinop será también quien realice los trabajos de prospección sobre el terreno para ubicar la tercera central nuclear turca, que Ankara quiere empezar a construir a partir del centenario de la fundación de la República en 2023, y que el gobierno turco quiere que sea diseñado preferentemente por ingenieros turcos, según indicó esta semana el ministro de energía turco, Taner Yıldız.
La alianza liderada por Mitsubishi se llevó el contrato para la segunda planta atómica de Turquía tras superar en la puja a China, su principal contrincante en la carrera, y después de que hace tiempo Corea del Sur y Canadá se quedasen ya fuera de la competición. Está previsto que la nueva central, que tendrá cuatro reactores de agua presurizada con una capacidad combinada de 4.500 megavatios, comience a construirse en el año 2017.
En el año 2010 la compañía estatal rusa Rosatom se adjudicó el contrato para construir la que será la primera planta atómica de Turquía, que estará ubicada en Akkuyu, en la provincia mediterránea de Mersin. Según anunciaron responsables de la propia compañía el pasado febrero, está previsto que los trabajos de construcción se inicien a mediados de 2015 y que la planta pueda comenzar a funcionar y generar energía en 2019.
Con una población y una economía en constante crecimiento, los analistas afirman que Turquía desbancará a Reino Unido como el tercer mayor consumidor de energía eléctrica de Europa en un plazo inferior a diez años. Sin grandes recursos energéticos propios, el país euroasiático tiene una gran dependencia de las importaciones de gas y petróleo que el actual gobierno del AKP quiere reducir con un plan para construir varias centrales nucleares en los próximos años, que Ankara espera que puedan generar al menos el 15% de la producción eléctrica nacional para el año 2030.
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Lo había anunciado el primer ministro turco Recep Tayyip Erdoğan esta semana en declaraciones al diario japonés Nikkei, y lo rubricó él mismo el viernes junto a su homólogo nipón Shinzo Abe: un consorcio franco-japonés liderado por Industrias Pesadas Mitsubishi construirá la que será la segunda planta atómica de Turquía, que está previsto ubicar en la provincia de Sinop, en la costa del Mar Negro.
“Éste es un acuerdo muy importante. Con esta segunda planta nuclear, hemos dado también el paso hacia una tercera, lo que significa mucho para nosotros”, dijo Erdoğan en declaraciones a la prensa tras la ceremonia de firma del acuerdo con el primer ministro japonés en Ankara.
Por su parte Abe subrayó la importancia del acuerdo, el primero de Japón tras el desastre nuclear de Fukushima en 2011, del que el mandatario nipón aseguró que su país había aprendido importantes lecciones que se aplicarían en el proyecto turco, dada la alta sismicidad que comparten tanto Japón como Turquía.
“Creemos que Japón transmitirá sus experiencias y lecciones aprendidas de accidentes graves a los estudios nucleares, y contribuirá a garantizar la seguridad nuclear en el más alto nivel”, dijo el primer ministro japonés subrayando que la seguridad sería la prioridad del nuevo proyecto.
Un consorcio franco-japonés con la participación de la firma francesa Areva y liderado por Industrias Pesadas Mitsubishi –el principal constructor de reactores nucleares del mundo- se adjudicó finalmente el contrato por valor de unos 17.000 millones de euros, poniéndose así fin a varios meses de especulaciones sobre quién construiría la segunda central atómica proyectada por el gobierno turco, que está prevista que se edifique en la provincia de Sinop –en la costa del Mar Negro- aunque su ubicación exacta aún está por determinar.
El consorcio franco-nipón que se ha adjudicado el proyecto de Sinop será también quien realice los trabajos de prospección sobre el terreno para ubicar la tercera central nuclear turca, que Ankara quiere empezar a construir a partir del centenario de la fundación de la República en 2023, y que el gobierno turco quiere que sea diseñado preferentemente por ingenieros turcos, según indicó esta semana el ministro de energía turco, Taner Yıldız.
La alianza liderada por Mitsubishi se llevó el contrato para la segunda planta atómica de Turquía tras superar en la puja a China, su principal contrincante en la carrera, y después de que hace tiempo Corea del Sur y Canadá se quedasen ya fuera de la competición. Está previsto que la nueva central, que tendrá cuatro reactores de agua presurizada con una capacidad combinada de 4.500 megavatios, comience a construirse en el año 2017.
En el año 2010 la compañía estatal rusa Rosatom se adjudicó el contrato para construir la que será la primera planta atómica de Turquía, que estará ubicada en Akkuyu, en la provincia mediterránea de Mersin. Según anunciaron responsables de la propia compañía el pasado febrero, está previsto que los trabajos de construcción se inicien a mediados de 2015 y que la planta pueda comenzar a funcionar y generar energía en 2019.
Con una población y una economía en constante crecimiento, los analistas afirman que Turquía desbancará a Reino Unido como el tercer mayor consumidor de energía eléctrica de Europa en un plazo inferior a diez años. Sin grandes recursos energéticos propios, el país euroasiático tiene una gran dependencia de las importaciones de gas y petróleo que el actual gobierno del AKP quiere reducir con un plan para construir varias centrales nucleares en los próximos años, que Ankara espera que puedan generar al menos el 15% de la producción eléctrica nacional para el año 2030.
Link a la noticia:Un consorcio franco-japonés liderado por Industrias Pesadas Mitsubishi construirá la segunda planta atómica del país, que estará ubicada en la provincia de Sinop, en la costa del Mar Negro.
Lo había anunciado el primer ministro turco Recep Tayyip Erdoğan esta semana en declaraciones al diario japonés Nikkei, y lo rubricó él mismo el viernes junto a su homólogo nipón Shinzo Abe: un consorcio franco-japonés liderado por Industrias Pesadas Mitsubishi construirá la que será la segunda planta atómica de Turquía, que está previsto ubicar en la provincia de Sinop, en la costa del Mar Negro.
“Éste es un acuerdo muy importante. Con esta segunda planta nuclear, hemos dado también el paso hacia una tercera, lo que significa mucho para nosotros”, dijo Erdoğan en declaraciones a la prensa tras la ceremonia de firma del acuerdo con el primer ministro japonés en Ankara.
Por su parte Abe subrayó la importancia del acuerdo, el primero de Japón tras el desastre nuclear de Fukushima en 2011, del que el mandatario nipón aseguró que su país había aprendido importantes lecciones que se aplicarían en el proyecto turco, dada la alta sismicidad que comparten tanto Japón como Turquía.
“Creemos que Japón transmitirá sus experiencias y lecciones aprendidas de accidentes graves a los estudios nucleares, y contribuirá a garantizar la seguridad nuclear en el más alto nivel”, dijo el primer ministro japonés subrayando que la seguridad sería la prioridad del nuevo proyecto.
Un consorcio franco-japonés con la participación de la firma francesa Areva y liderado por Industrias Pesadas Mitsubishi –el principal constructor de reactores nucleares del mundo- se adjudicó finalmente el contrato por valor de unos 17.000 millones de euros, poniéndose así fin a varios meses de especulaciones sobre quién construiría la segunda central atómica proyectada por el gobierno turco, que está prevista que se edifique en la provincia de Sinop –en la costa del Mar Negro- aunque su ubicación exacta aún está por determinar.
El consorcio franco-nipón que se ha adjudicado el proyecto de Sinop será también quien realice los trabajos de prospección sobre el terreno para ubicar la tercera central nuclear turca, que Ankara quiere empezar a construir a partir del centenario de la fundación de la República en 2023, y que el gobierno turco quiere que sea diseñado preferentemente por ingenieros turcos, según indicó esta semana el ministro de energía turco, Taner Yıldız.
La alianza liderada por Mitsubishi se llevó el contrato para la segunda planta atómica de Turquía tras superar en la puja a China, su principal contrincante en la carrera, y después de que hace tiempo Corea del Sur y Canadá se quedasen ya fuera de la competición. Está previsto que la nueva central, que tendrá cuatro reactores de agua presurizada con una capacidad combinada de 4.500 megavatios, comience a construirse en el año 2017.
En el año 2010 la compañía estatal rusa Rosatom se adjudicó el contrato para construir la que será la primera planta atómica de Turquía, que estará ubicada en Akkuyu, en la provincia mediterránea de Mersin. Según anunciaron responsables de la propia compañía el pasado febrero, está previsto que los trabajos de construcción se inicien a mediados de 2015 y que la planta pueda comenzar a funcionar y generar energía en 2019.
Con una población y una economía en constante crecimiento, los analistas afirman que Turquía desbancará a Reino Unido como el tercer mayor consumidor de energía eléctrica de Europa en un plazo inferior a diez años. Sin grandes recursos energéticos propios, el país euroasiático tiene una gran dependencia de las importaciones de gas y petróleo que el actual gobierno del AKP quiere reducir con un plan para construir varias centrales nucleares en los próximos años, que Ankara espera que puedan generar al menos el 15% de la producción eléctrica nacional para el año 2030.