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Turquía espera ser la sede de los Juegos de 2020

Turquía es una de las economías emergentes de las que tanto se habla en el mundo finanzas. El PIB del país crece a tasas no muy lejanas de las chinas (entre 8.5 y 9% durante los dos últimos años) y pendiente de su controvertida y eternamente pospuesta entrada en la Unión Europea, pelea por mostrar a la comunidad internacional que, a pesar de poseer una cultura milenaria, es un país abierto y moderno, con una ‘capital’ cosmopolita: Estambul.

Si bien la capital administrativa de Turquía es Ankara, Estambul es la capital económica y el alma de la nación, el vínculo con Europa y el mayor destino turístico del país. En un momento como este, la ciudad se presenta con gran interés a los inversores internacionales, especialmente si, finalmente, logra ganar la carrera por ser la sede de los Juegos Olímpicos de 2020, una carrera en la que compite con Madrid y Tokio.

Aunque Madrid consiguió la puntuación más alta de las tres ciudades, (8.8, frente al 8.01 de Tokio y el 6,98 de Estambul), podría ser que el Comité Olímpico Internacional siga la tendencia de los últimos años, de escoger como sede una capital de un país emergente. Así fue en el caso de la elección de Rio de Janeiro, en Brasil, para ser la sede de los Juegos en 2016, o Pekín, que fue la sede en 2008.

Oportunidades para los inversores

El mundo de las finanzas mira con interés a los emergentes, pues hay grandes oportunidades en las áreas de infraestructuras, construcción, saneamiento, educación, salud y otros servicios básicos para la población. Además, en la mayoría de estas economías está surgiendo una clase media emergente, cuyo potencial de compra hace de estos mercados, puntos calientes para las empresas que ofrecen bienes de consumo y servicios.

Estambul pertenece a este grupo y, si acaba convirtiéndose en la sede de los juegos, se espera que atraiga fuertes inversiones del mundo financiero, especialmente en las áreas de infraestructuras de transportes, deportivas y emprendimientos inmobiliarios.

Queda ver si el Gobierno de Abdullah Gul sabrá transmitir tranquilidad a los mercados, protegiendo las inversiones y mejorando puntos negros del país, principalmente en materia de derechos humanos.

 Link a la noticia:Turquía es una de las economías emergentes de las que tanto se habla en el mundo finanzas. El PIB del país crece a tasas no muy lejanas de las chinas (entre 8.5 y 9% durante los dos últimos años) y pendiente de su controvertida y eternamente pospuesta entrada en la Unión Europea, pelea por mostrar a la comunidad internacional que, a pesar de poseer una cultura milenaria, es un país abierto y moderno, con una ‘capital’ cosmopolita: Estambul.

Si bien la capital administrativa de Turquía es Ankara, Estambul es la capital económica y el alma de la nación, el vínculo con Europa y el mayor destino turístico del país. En un momento como este, la ciudad se presenta con gran interés a los inversores internacionales, especialmente si, finalmente, logra ganar la carrera por ser la sede de los Juegos Olímpicos de 2020, una carrera en la que compite con Madrid y Tokio.

Aunque Madrid consiguió la puntuación más alta de las tres ciudades, (8.8, frente al 8.01 de Tokio y el 6,98 de Estambul), podría ser que el Comité Olímpico Internacional siga la tendencia de los últimos años, de escoger como sede una capital de un país emergente. Así fue en el caso de la elección de Rio de Janeiro, en Brasil, para ser la sede de los Juegos en 2016, o Pekín, que fue la sede en 2008.

Oportunidades para los inversores

El mundo de las finanzas mira con interés a los emergentes, pues hay grandes oportunidades en las áreas de infraestructuras, construcción, saneamiento, educación, salud y otros servicios básicos para la población. Además, en la mayoría de estas economías está surgiendo una clase media emergente, cuyo potencial de compra hace de estos mercados, puntos calientes para las empresas que ofrecen bienes de consumo y servicios.

Estambul pertenece a este grupo y, si acaba convirtiéndose en la sede de los juegos, se espera que atraiga fuertes inversiones del mundo financiero, especialmente en las áreas de infraestructuras de transportes, deportivas y emprendimientos inmobiliarios.

Queda ver si el Gobierno de Abdullah Gul sabrá transmitir tranquilidad a los mercados, protegiendo las inversiones y mejorando puntos negros del país, principalmente en materia de derechos humanos.

 Link a la noticia:Turquía es una de las economías emergentes de las que tanto se habla en el mundo finanzas. El PIB del país crece a tasas no muy lejanas de las chinas (entre 8.5 y 9% durante los dos últimos años) y pendiente de su controvertida y eternamente pospuesta entrada en la Unión Europea, pelea por mostrar a la comunidad internacional que, a pesar de poseer una cultura milenaria, es un país abierto y moderno, con una ‘capital’ cosmopolita: Estambul.

Si bien la capital administrativa de Turquía es Ankara, Estambul es la capital económica y el alma de la nación, el vínculo con Europa y el mayor destino turístico del país. En un momento como este, la ciudad se presenta con gran interés a los inversores internacionales, especialmente si, finalmente, logra ganar la carrera por ser la sede de los Juegos Olímpicos de 2020, una carrera en la que compite con Madrid y Tokio.

Aunque Madrid consiguió la puntuación más alta de las tres ciudades, (8.8, frente al 8.01 de Tokio y el 6,98 de Estambul), podría ser que el Comité Olímpico Internacional siga la tendencia de los últimos años, de escoger como sede una capital de un país emergente. Así fue en el caso de la elección de Rio de Janeiro, en Brasil, para ser la sede de los Juegos en 2016, o Pekín, que fue la sede en 2008.

Oportunidades para los inversores

El mundo de las finanzas mira con interés a los emergentes, pues hay grandes oportunidades en las áreas de infraestructuras, construcción, saneamiento, educación, salud y otros servicios básicos para la población. Además, en la mayoría de estas economías está surgiendo una clase media emergente, cuyo potencial de compra hace de estos mercados, puntos calientes para las empresas que ofrecen bienes de consumo y servicios.

Estambul pertenece a este grupo y, si acaba convirtiéndose en la sede de los juegos, se espera que atraiga fuertes inversiones del mundo financiero, especialmente en las áreas de infraestructuras de transportes, deportivas y emprendimientos inmobiliarios.

Queda ver si el Gobierno de Abdullah Gul sabrá transmitir tranquilidad a los mercados, protegiendo las inversiones y mejorando puntos negros del país, principalmente en materia de derechos humanos.

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